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Edgar Morin, figura reconocida en los mundos académicos

Escrita por: María Beatriz Escobar y Ricardo Antonio Escobar

Es para mí un honor pretender mostrar el lado humano de Edgar Morin, una figura reconocida en los mundos académicos, de la ciencia y de la investigación que por suerte todavía nos acompaña y como pocos seres humanos  logrando acceder a un centenario de su prolífica vida.

Nacido en Paris el 8 de julio de 1921, perdió a su madre cuando tenía 10 años y se vio obligado a cambiarse su apellido originario (Nahúm) por el de Morin, en aquellos días aciagos de la segunda guerra mundial. Sus progenitores fueron de ascendencia judía pero Edgar nunca se declaró seguidor confeso de esta doctrina, incluso llegó a decir que su padre en lugar de enseñarle ciencia, historia y cualquier otro conocimiento lo único que logro trasmitirle fue arte, música, concierto y cultura. Es posible que todo este legado haya incubado en él esa sensibilidad por lo humano, lo trascendente, lo espiritual y lo fecundo en términos de expansión creativa y fortalecimiento de la imaginación.

Morin es quizá un pensador universal confeso, declarado y militante de la causa del conocimiento, el amor a la sabiduría, la igualdad de los seres humanos y la defensa de los ideales de paz y esperanza en una era planetaria que el cómo ninguno logro descubrir en sus entrañas y en la profundidad de sus incertidumbres y complejidades.  Siempre se le considero un gran lector, lo que queda evidenciado en la riqueza de conceptos que desde diferentes disciplinas logra articular para construir el fundamento teórico de sus obras y establecer la ruta del anti-método como el mismo en algunos de sus apartes denomino su propuesta para comprender el sentido integrador y asociativo de los saberes intra, inter, multi y transdisciplinares. Se tituló en historia, geografía y derecho de la universidad de Sorbona, luego, de huir de Paris hacia Toulouse como consecuencia de la invasión Nazi, pero a pesar de su formación académica Edgar nunca perdió su capacidad de obtener conocimiento por sí mismo como gran autodidacta que es, ni mucho menos el espíritu fecundo de investigar, asombrarse y captar las verdades ocultas detrás de los fenómenos de la ciencia, la sociedad, la educación, la cultura y la tecnología.

Edgar Morin se ha retroalimentado y enriquecido de las grandes tradiciones epistemológicas de la humanidad, estableciendo lazos de empatía con los tres grandes de Grecia como Sócrates, platón y Aristóteles, recuperando conocimientos saberes y doctrinas de la Roma imbuida por el Helenismo griego, de los más connotados filósofos medievales hasta sostener interesantes conversaciones y debates con los más ilustres nombres de la filosofía Alemana, Inglesa, Francesa  y Norteamericana. Se interesó por comprender la revolución copernicana, las metáforas de Newton, Galileo y Kepler, leyó a Feyerabend, Prigogine, Piaget, Adorno y Marcuse, Lukács, Karl Korsch, Heidegger y muchos otros pensadores que desde la cibernética, la telemática, la biología, la genética, la pedagogía, la psicología y otra infinidad de disciplinas le ayudaron a construir autónomamente un método que todavía tiene vigencia y que así algunos de sus enemigos lo declaren como carente de practicidad y facticidad no deja de ser interesante como propuesta para develar la verdadera condición humana que en sus redundancias empleada para titular sus obras sirven para comprender que tanto de humanidad tenemos los seres humanos .

Por si no lo sabían,  “En agosto de 1940 participó en la resistencia que culminó en la Insurrección de París; en 1945 fue nombrado teniente coronel y formó parte del gobierno militar de la zona francesa de ocupación.” (Biografía: Morin, Edgar, s. f.)  Eso demuestra que Edgar siempre se ha caracterizado por su capacidad de lucha y de entrega a las causas emancipadoras no solo de su país sino del planeta entero. Ha dirigido diferentes revistas y publicaciones, gacetas y periódicos y desde 1950 a 1989 fue maestro investigador en el Centro Nacional de Investigación Científica de Francia. De ahí en adelante una seguidilla de éxitos académicos e investigativos los cuales lo han hecho conocer en el mundo como una de las figuras más influyentes y representativas en el universo inagotable de la producción científica, la creación literaria y la construcción de un discurso innovador para revitalizar las fibras del corpus que sirve de sostén al entramado universal del conocimiento y la sabiduría humana.

Edgar nos invitó a conocer la trama de la vida, la pertinencia del dialogo de saberes, el conocimiento del conocimiento, la humanidad de la humanidad, la complejidad instaurada en la cientificidad, la perspectiva emancipadora de la educación en la era planetaria la versatilidad del método como un ruta que se transita analizando la diversidad en la unidad asumida como complexus, en fin son diversos los temas, dilemas problemas y preocupaciones sobre los cuales este fecundo pensador ha escrito, hablado y construido masa crítica. Se ha pronunciado vehementemente sobre lo que el hombre y la sociedad  de hoy deben conocer para lograr los emprendimientos científico que le aporten al progreso y al desarrollo sostenible de las naciones del mundo.

A nuestro hombre centenario se le ha visto prácticamente por todos los países latinoamericanos, no solo compartiendo su conocimiento a través de conferencias y charlas si no que este trotamundos y ciudadano del planeta suele interactuar con estudiantes docentes y personas del común, en cada lugar que  visita se sienten conmovidos por su poder de atracción y su carisma. Hablar de Morin  no es fácil porque se conoce como una persona que ha tratado de ser coherente con sus principios, ideales y valores  movido siempre por la honestidad, la rectitud de conducta, la conciencia trasparente del que  pone a disposición de los demás su sabiduría como una fuente de agua que vierte permanentemente y sin cansarse este líquido vital. Solo espero que esta figura nos continúe acompañando e iluminando con la brillantes de sus pensamientos y con un ejemplo de quijote moderno para quien no hay molinos de viento que logren detenerlo, ni tampoco obstáculos que a pesar de su edad frene su marcha hacia adelante con la bandera universal de la complejidad, la transdisciplina,  la educación en esta era volátil y a veces caótica.

 

Bibliografía

 Biografía: Morin, Edgar. (s. f.). Recuperado 14 de mayo de 2021, de http://enciclopedia.udg.mx/biografias/morin-edgar

 Edgar Morin, Mis demonios, España, Kairós, 1995, p. 12.

Biografía autorizada de Edgar Morin y su obra. Pensamiento complejo, p. 12.

Consultada en http://www.edgarmorin.org/biografia-edgar-morin.html?tmpl=component&print=1&=

Dictamen del Consejo General Universitario por el cual se otorga el grado de doctor honoris causa de la Universidad de Guadalajara al doctor Edgar Morin, p. 3

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