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- Fecha de creación enero 31, 2022
- Última actualización enero 31, 2022
Trillar lo indecible, Blanca Varela
Por Nelson Vallejo-Gómez
La semblanza de los poetas es incisa sutil de su propia poesía, lucha angelical, Camino que se hace al andar, Golpe a golpe, Verso a verso, como dice Antonio Machado. Si le hubiéramos preguntado a Varela por su “recorrido” profesional y/o vital (curriculum vitae), la respuesta podría estar en esos versos suyos, donde háyase religada, poéticamente, la vida de lo íntimo, lo privado y lo público:
“Digamos que ganaste la carrera / y que el premio / era otra carrera / que no bebiste el vino de la victoria / sino tu propia sal / que jamás escuchaste vítores / sino ladridos de perros / y que tu sombra / tu propia sombra / fue tu única / y desleal competidora”. 3
¿Quién era, cómo era, Blanca Varela? El retrato que hace de ella su marido y padre de sus dos hijos, el famoso pintor peruano, Fernando de Szyszlo, de quien bien hizo -al mío parecer indiscretosepararse y divorciarse, es de una soberbia turbia y penosa.
Uno se pregunta si algún día él supo de verdad qué es la poesía y cómo se fraguaba la voz poética de Varela, y sin embargo, emerge de este sombrío bosquejo, de este argumento negativo sobre la prueba de la existencia metafísica de Varela, una verdad irrevocable, que la engrandece, muñequita soñadora: “Blanca era floja. No hacia muchas cosas, paseaba, cocinaba –mal-, disfrutaba la ciudad y de los amigos, leía sin cesar. Una mujer llena de talento sin la voluntad de trabajar seria y constantemente en algo”. 4